Cuando nuestro hijo empieza a interactuar con los demás niños, a jugar en el cole, a realizar dibujos en papel y a fijarse en colores y formas, es cuando podemos identificar algún tipo de anomalía en la visión del pequeño. Debemos estar pendientes de las acciones que el niño realiza con los diferentes ejercicios y pruebas que se le presentan en el día a día, y de los posibles síntomas que pueda tener durante o al finalizar alguna acción.